4. Anfiteatro de Tarragona

El anfiteatro era un edificio elíptico dedicado a ofrecer espectáculos de gladiadores. Su capacidad era de unos 14.000 espectadores y fue construido a inicios del siglo II d.C. Durante el imperio de Heliogábalo, a inicios del siglo III, el anfiteatro experimentó algunas reformas. Poco tiempo después, el 21 de enero del año 259, en la misma arena, el obispo Fructuoso y sus diáconos Augurio y Eulogio fueron quemados vivos por orden del gobernador Emiliano. Fue una consecuencia más de la aplicación de los edictos decretados contra los cristianos de los emperadores Valeriano y Galieno. La Iglesia de Tarragona construyó entre los siglos VI y VII una basílica en memoria de los mártires, en el espacio preciso donde los santos fueron inmolados. Sobre esta construcción, en el siglo XII, se levantó un nuevo templo bajo la advocación de Santa María del Milagro, como lo documenta una bula del papa Anastasio IV, datada en 1154. En el siglo XVI los frailes trinitarios erigieron un convento junto al templo. La comunidad perduró en este espacio hasta el siglo XVIII.

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