Isidro Torres Balcells, presbítero

El siervo de Dios Isidro Torres Balsells, hijo de los esposos Lorenzo y María, nació en Blancafort (Tarragona) el 27 de noviembre de 1874. Recibió el bautismo el mismo día de su nacimiento.

A las témporas de San Mateo de 1898 recibió el sacramento del orden sagrado. Fue coadjutor del Morell, vicario de Constantino y del Catllar, ecónomo de Vallespinosa, de Alcover y de la Riba. Ejerció el sacerdocio con gran celo y caridad. Era, además, muy humilde y piadoso. Por otra parte era muy querido por sus feligreses. Cuanto más se cansaba con motivo de una fiesta, de la catequesis y de otros, para él era el día más feliz.

Procedente de la Riba, en 1931 lo destinaron a Alcover (Alt Camp). Aquí se mostró como un gran devoto de la Virgen del Remedio. Iba casi todos los días a su ermita a hacerle una visita, y para que fuera más accesible para sus devotos gastaba el dinero arreglando la carretera que llevaba hasta allí. El Mn. Isidro era muy amante de la liturgia y del canto gregoriano. En 1935 hizo una gran Misión popular. Fundó también la sala parroquial, que fue inaugurada por su buen amigo el Dr. Cartanyà, obispo de Gerona.

Al estallar la revuelta de 1936, informado por un feligrés que habían puesto fuego en la iglesia, corrió a salvar el Santísimo, y cuando con cubos de agua intentaba apagarlo, un joven, pistola en mano, le hizo marchar. Incautada la rectoría, y no encontrando quien le acogiera, marchó hacia la Riba, y pasó la noche del 22 al 23 de julio en los bosques de la ermita de Gracia. Acogido por el rector de la Riba, ambos marcharon río Brugent hacia arriba. El día 24, después de haber hecho noche en una cueva, llegaron a Farena, donde fueron acogidos por el rector, el Mn. Luis Culleré. Además se encontraron allí con el Mn. Pablo Queralt, de Montblanc, perseguido también.

El Mn. Luis, a ruegos de ellos, les buscó refugio en la Masía de Mateu. Aquí estuvieron dos noches solamente, y para no comprometer a la familia de la masía fueron a una cueva que estaba cerca. El Mn. Lluís bajaba cada noche hasta Farena a buscar comida y para informarse de la situación de la revuelta, y subía otra vez de noche,  durante el día oraba con ellos, les informaba situación de la revuelta y les hacía la comida. Así hasta el día 31 de julio, cuando el Mn. Luis Culleré les advirtió que preparaban una batida los pueblos vecinos para ir a «cazar curas» por el bosque de Poblet,  entonces, de común acuerdo, se dispersaron. (Es interesantísimo lo que el Mn. Luis Culleré cuenta del Mn. Isidro Torres en su Dietario del 18 al 31 de julio del 36, publicado en el libro Persecución y martirio en montaña. 2ª edición 1996).

El Mn. Isidro Torres, tras pasar todavía unos días escondido cerca de la ermita del Remei en los molinos de Terrés, el día 6 de agosto llegó a Blancafort. Aquí su hermano lo llevó al granero de la casa Colau, al término de Ciutadilla (Urgell), donde le llevaban comida y celebraba misa, hasta que unos vecinos de Ciutadilla tuvieron que ir a batir allí. Entonces le aconsejaron que fuera unos días a Blancafort, en la cabaña que su hermano tenía en el llano de Cal Bonet. Aquí, sin embargo, sólo fue unos dos días, por que lo denunciaron unos vecinos y fue detenido por el Comité de Blancafort. Entregado a unos patrulleros de Alcover, el día 24 de agosto, a unos tres kilómetros de Montblanc (Tarragona) en dirección a Lilla fue asesinado. Hacia las 4 de la tarde pasó por allí una familia de Montblanc que lo reconoció por la documentación. El presbítero todavía daba señales de vida con vivísimos suspiros. Ahora en este lugar hay una cruz de piedra que recuerda su martirio.

Al día siguiente recibía sepultura en el cementerio de Montblanc, y después de la guerra, sus restos fueron inhumados en el cementerio de Blancafort.

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