Tomás Capdevila Miquel, presbítero

El siervo de Dios Tomás Capdevila Miguel, hijo de los esposos Tomás y Dolores, nació en Forès el 22 de enero de 1903. Fue bautizado en su pueblo natal.

Desde niño ya mostraba vocación e inteligencia. Entró en el Seminario de Tarragona. Ordenado presbítero el 22 de septiembre de 1928, primero fue vicario de Altafulla y al mismo momento hacia el doctorado en la Universidad Pontificia de Tarragona. Luego fue vicario de las parroquias de la Santísima Trinidad de Tarragona, Riudecanyes, Sarral y Montbrió del CamMn. Finalmente, fue nombrado rector de Conesa.

El Mn. Tomás se distinguió por un gran celo sacerdotal. Era un presbítero de una gran personalidad y muy amante del trabajo. Al estallar la revuelta de 1936 fue a refugiarse en Forès, en su casa.

El día 6 de septiembre, mientras se producía un registro en su casa, él huyó por detrás. Al verlo, todo un grupo de personas lo persiguió. Cuando lo atraparon, le dijeron: «¿Qué haces aquí?», Y él contestó: «¡Aquí estoy!» Le replicaron: «Manos arriba y sigue adelante.» Él obedeció sin oponer resistencia. Llegados a la Casa de la Villa, se encontró con su madre, la abrazó y le dijo: «No lloréis mi muerte, no os vengáis.» Después de un simulacro de juicio lo entregaron a un grupo sin piedad, mientras les decían: «Haced de él todo lo que deseeis.» Se lo llevaron en un coche y, por el camino, le hicieron amputaciones de miembros y le reventaron los ojos. Llegados a Solivella, le hicieron bajar del coche a la plaza y, en medio de blasfemias y sarcasmos, lo hicieron ir hasta delante del cementerio, donde lo remataron a tiros, al compás de las campanas del reloj del pueblo, cuando tocaban las once de la noche.

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