Jaime Tarragó Iglesias, presbítero

El siervo de Dios Jaime Tarragó Iglesias, hijo de los esposos Jaime y Paula, era natural de Solivella (Tarragona). Nacido el día 19 de diciembre de 1868, fue bautizado al día siguiente de su nacimiento en la parroquia de Santa María de Solivella. Fue ordenado presbítero el día 19 de mayo de 1894.

Ejerció el ministerio en las parroquias de Alforja y de Renau.

Al estallar la revuelta de 1936 era rector del Pont d´Armentera (Alt Camp). Era querido y respetado por todo el pueblo, especialmente por su caridad hacia los pobres, incluso los contrarios a la Iglesia, que no se atrevieron a matarlo cuando asesinaron al vicario, Mn. Luis Domingo. Mantuvo con mucha viveza las diferentes cofradías con la predicación de sus novenarios y septenarios. Era muy devoto de Jesús Crucificado. Era muy humilde y bondadoso y tenía un interés especial en la instrucción religiosa de los niños y de los fieles en general. Especialmente consiguió poner paz entre los dos partidos políticos que habían creado la división en el pueblo.

Con motivo de la persecución religiosa del 36 fue expulsado de la abadía junto con su vicario, los cuales se perdieron por la montaña con la oscuridad de la noche, pero fueron a parar a la Masía Boada, donde los auxiliaron aquella noche y dos o tres días más, aunque estaban escondidos en el bosque, hasta que un buen feligrés les fue a buscar y les proporcionó una casa en el pueblo. Al ser descubiertos, el día 5 de agosto, fue detenido y asesinado el vicario, Mn. Luis.

El día 26 de agosto hicieron comparecer el Mn. Jaume Tarragó ante el Comité, donde permaneció dos días. El día 28, junto con dos fervientes católicos, María Torelló y Juan Rovira, se lo llevaron camino del martirio. Al subir al coche la Sra. María vio llorar el joven Juan y le animó con estas palabras: «¡Ánimo, Juan, que nos llevan a un lugar mejor!, ¿Verdad, Mn. Jaime?» A estas palabras el Mn. Jaime respondió, enardecido: «¡Sí, hija, sí, así es!» Llevados hasta Torredembarra (Tarragona), fueron fusilados al grito de «¡Viva Cristo Rey!» Primero fueron inhumados en Torredembarra y después trasladados al cementerio de Pont d´Armentera.

Esta entrada fue publicada en Causa de Tarragona. Guarda el enlace permanente.