Juan Bautista Ceró Cedó, presbítero

El siervo de Dios Juan Bautista Ceró Cedó, hijo de los esposos Pedro y Victorina, nació en Flix (Tarragona, obispado de Tortosa) el día 20 de octubre de 1908. A los tres días recibió el bautismo, y al año siguiente, la confirmación de manos del señor obispo Pere Rocamora García.

Desde muy pequeño ya demostró inclinación al sacerdocio. A los cinco años ayudaba a misa, y el 16 de mayo de 1916 hacía la primera comunión.

Cursó los cinco primeros cursos en el Seminario de Tortosa y por razones familiares tuvo que ir hacia Tarragona, donde continuó sus estudios.

Al proclamarse la República en 31, su madre le manifestó el temor de que los presbíteros podían ser perseguidos. Él contestó: «¡Qué suerte para una madre poder tener un hijo mártir de Cristo!»

A los 23 años, el día 21 de junio de 1931, fue ordenado presbítero por el cardenal Vidal y Barraquer. El día 2 de julio de dicho año cantaba la primera misa solemne en el Colegio de Jesús y María de Tarragona. El 14 de octubre era nombrado vicario de Bràfim (Tarragona).

En 1932 terminaba el doctorado, el 4 de noviembre era nombrado vicario de Cornudella (Priorat), y el 27 de julio de 1934, de Sarral (Tarragona). Aquí, el 6 de octubre pasó toda la noche sobre una cornisa de la parroquia, apretando el Santísimo sobre el pecho, con el fin de poder asumirlo a tiempo, si se daba el caso, antes de que fuera profanado. Posteriormente fue nombrado vicario del Pla de Santa Maria (Alt Camp).

El Siervo de Dios quería mucho a los niños, los jóvenes y los necesitados, y empleaba sus ahorros para los niños de la catequesis. Estaba orgulloso de su sacerdocio y decía que si volviera a nacer volvería a estudiar para presbítero.

Al estallar la revuelta del 36 era vicario del Pla. El 19 de julio estava en Valls, y al salir dijo: «Mañana volveré aunque sea a costa de mi vida para celebrar y predicar por la tarde», y lo cumplió. Por prudencia se escondió en una masía cerca del pueblo.

El 6 de agosto, el día siguiente del asesinato de su rector, Mn. Pablo Virgilio, huyó hacia Barcelona. Aquí se alojó en la Pensión Neutral, Rambla de Cataluña 42, donde convivió con los presbíteros Mn. Agustín Ibarra y el Mn. Josep Rovira Campos, el cual, procedente del obispado de Solsona, desde 1931 era inscrito en la parroquia de Rubí.

Cuando estaba en Barcelona el Mn. Joan Cero fue visitado por su madre, que le dijo: «Haz lo posible para salvarte.» Él contestó: «Si negando mi condición de presbítero me he de salvar, no lo are, porque nunca lo negaré.» Y al decirle que su hermana Teresa no había podido ir, prosiguió: «Quizá no nos veremos más; quedaos tranquilos, a vosotros no os ha de pasar nada.» Y su hermano le dijo de proponerle de disimular la condición sacerdotal: «Si me preguntan si soy presbítero, sólo puedo contestar afirmativamente, dado que tal pregunta no cabe una respuesta ambigua.»

El día 15 de agosto, a las 4 de la tarde, se presenta un grupo de revolucionarios a hacer un registro en la pensión, y le preguntaron si era cura. Él contestó: «Sí, lo soy.» Fue detenido con los otros dos compañeros y los asesinaron a media noche en la calle de Ganduxer. Su cadáver, llevado al depósito del Hospital Clínico, tenía unas heridas de arma de fuego en la cabeza.

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